miércoles, 21 de diciembre de 2016

TORMENTAS EN EL ALMA...



Antes de nada me descalcé y caminé de puntillas, despacito, sigilosa. 
Me había invitado a entrar, a aposentarme en su interior con cautela, a escucharle en silencio.

Se respiraba humedad en cada resquicio, agua salada había impregnado sus grutas en innumerables ocasiones. 

Tenía cascabeles instalados en todas las esquinas, situados estrategicamente, camuflados entre paisajes de nostalgia que conducían a recodos de sombras y oscuridad, pero que alegraban la vida a cualquiera que los oyera tintinear.

Nada más llegar a aquél lugar sagrado quise mantenerlo como estaba, no cambiar nada de lugar, no cambiar ninguna decoración, por pequeña que fuera.

Tan solo pretendía descubrirlo, conocerlo, disfrutarlo tal y como era, sin otro afán.

Caminar descalza por aquellos senderos me producía tal serenidad en días de calma, que me parecía increíble la facilidad con la que se producían seísmos en su interior, a la mínima crecida o menguada de la luna. 

A veces no reconocía el lugar, se tornaba abrupto y pedregoso el camino y los cardos espinosos pinchaban mis pies. 
Entonces me sentaba al borde del camino, necesitaba pararme, salir, observar desde fuera y dejar que pasara la tormenta, con la esperanza que la próxima, tardara algo más en llegar.

Airam E. M.


(Imagen de la red)

EL INFINITO DE TU NOMBRE EN MIS LABIOS...



Yo me dejé abrazar. 
Me fundí... 

o me confundí contigo 
entre noches de insomnio 
y fuegos chispeantes.

Te llené de besos... 
y tu te comiste mi alma 
de dentro a fuera en un instante. 

Ahora me dejas gritando como una loca, 

pidiéndote con los ojos 
un puñado de esperanzas tan solo.
 
Tírame una sonrisa de las tuyas 

desde ese silencio macabro
 y déjame dormir con este hastío 
que araña el infinito de tu nombre en mis labios.

Airam E. M.

PESADILLAS...



Mi sueño todavía continuaba...

La helada de la noche pasada aún cubría los campos de los alrededores.
Durante el trayecto en coche, mi mente se evadía de mi cuerpo inconscientemente.
La niebla en el horizonte, difuminaba los árboles y borraba por completo la carretera delante de mi.
Cuando por fin llegué, el sol brillaba en toda su plenitud ante mis ojos y me deslumbraba sin piedad.
Los semáforos bailaban con la música de los trinos de algún pajarillo, confundido entre las ramas peladas de los árboles.
Caminaba, adormilada aún, por las calles, recién estrenada la fría mañana de aquél miércoles. Crucé la calle sorteando transeúntes, que paseaban robóticos de un lado a otro de la acera, con expresión perdida.
Quería aclarar mis ideas, tan solo podía pensar que le amaba con la sencillez del que no espera otra cosa que ser amado, mas él prefería rebuscar entre los restos de antiguos naufragios.
Pretendía amarle despacio, sin tristeza, dando rienda suelta a la ilusión en su vida, teniéndole en mis días y en mis noches, como un salvavidas en un barco abatido por el oleaje. Pero el barco hacía aguas y el salvavidas llevaba mucho tiempo al sol, a la intemperie, estaba muy castigado por los temporales de la vida y al mínimo peso, al menor esfuerzo se hundía como los peces de plomo.
Los pies me pesaban cada vez más. Me costaba dar el siguiente paso. Era como si de estar pegados a más no poder, alguna fuerza extraña tirara de nosotros dos y nos separara, rompiéndonos en mil pedazos, cada vez más pequeños y más difíciles de recomponer.e
Por el camino y con el tiempo, los añicos se iban dispersando, se perdían entre los ires y venires del desencanto, hoy por ti, mañana también por ti...

Una vuelta más en la cama, mis ojos aún siguen cerrados, no quiero despertar...



lunes, 19 de diciembre de 2016

NO ME SUELTES...



¡No me sueltes!
Sigue sujetando mi vida, 
tensando las cuerdas.
Aprieta si quieres 
y después afloja,
dame tiempo,
dame amor,
dame lo que nadie sabe dar
solo tu.
No te pido nada,
no te ofrezco nada,
seamos como somos
y dejemos la vida pasar,
así sin más.
Escribamos cartas
al amor,
al adiós,
a la muerte...
seamos libres,
tu conmigo 
yo contigo
y que nada nos frene,
que nadie nos sujete,
pero tu...
no me sueltes.

Airam E. M.

(Imagen de la red)

ME SOBRA PACIENCIA...


Me sobra paciencia, 
te lo he demostrado muchas veces. 
Me lo he demostrado incluso a mi misma. 
No me canso de esperarte, 
de pensarte, 
de escribirte, 
de imaginarte, 
de soñarte, 
de idealizarte. 
Me sobra... 
para pensar cada día 
que llegará ese momento que espero. 
No desespero, no. 
No tengo prisa, tampoco. 
No quiero nada que no sea mío, 
tan solo dame lo que me pertenece.

Airam E. M.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS



Alguien me preguntó a que sabe el alma.

- Almas debe haberlas de sabores bien variados, 
tantas como personas, 
no creo que haya ni una repetida en sabor o en saber. 

- ¿Y el infinito?

- Infinito solo hay uno, 
pero como es intangible, 
nunca degustaremos su esencia. 
Eso sí, podemos imaginarle cualquier sabor...: 
suave, seco, con una pizca de amargura, 
dos porciones de nostalgia 
y un chorreón de melancolía. 
Agitado, no removido.
Y cada uno a su gusto.

Te haré caso. Debí suponer que el infinito, como el alma, son fórmulas matemáticas, proporciones exactas de una y otra cosa. Pero déjame la puerta abierta de la comunicación. Quizá la cosa no sea tan fácil de ejecutar.

- Abierta queda.

Airam E. M.

jueves, 15 de diciembre de 2016

DENTRO DE MI...



Me invitó a su vida
con la sonrisa en la boca y el brillo en sus ojos,
como quien abre la puerta a la locura.

Quiso rozar mi alma con tan solo palabras en el viento,
que recorrían distancias,
atravesando huracanes en la noche.

Le tomé de las manos
y lo enredé en mi caderas,
subía y bajaba cual marea
de mi boca a mi cintura
y me hacia perder la cordura.

Humedeciendo mi ser
con sus besos de miel,
me hace seguir su compás
y me enseña nuevas maneras de amar.

De corazón tierno,
estar un minuto sin él,
es sentirse en el infierno.
Con él yo quiero vivir,
sentirle así siempre cerca
porque está dentro de mi.

Airam E. M.

(Foto de la red)


SIN MIEDO...



¿Miraste bien mi ojos?
¿Viste en ellos mi miedo?
Nadie que ha probado a sentir la soledad tras una despedida quiere pasar por ello de nuevo.
Nadie que ha saboreado la magia de la alegría en su día a día quiere renunciar a ella.
No hay placer más infinito que amar a quien te ama, no es comparable a nada.
Me ves vibrar, me ves brillar, me ves mirarte y que nada más exista alrededor.
Ya no llueve.
Mis ojos se cierran con tu sueño.
Si estás conmigo no tendré ya más miedo.

Airam E. M.

(Imagen de la red)

ADICCIÓN POR LA LECTURA...



Me desnudé por completo y me dispuse a leerte.
Rebusqué por los rincones cuantos libros encontré y los amontoné frente a ti.
La música sonaba clara, lenta, despacio, como impregnando cada partícula de la estancia.
La luz era tenue, la justa para que mi vista se adaptara a la letras de aquellas páginas.
Estabas ansioso por escuchar mis historias, por oír mi voz invadiendo tu mente.
Entre letras y cuentos iban pasando las horas.
Las miradas tenían su propio lenguaje.
La danza de los cuerpos hacía que el calor se cortase en el ambiente.
La música paró de repente y te levantaste a cambiar el disco, esa fue la escusa perfecta para que diéramos por finalizado el penúltimo capitulo, de la noche.

Airam E. M.

(Foto de la red)

¡MALDITO INVIERNO!


Me incomoda el frío, el tiempo y el olvido.
Me incomodan las promesas y los juramentos.
Sigo aquí, esperando en el silencio, con la soledad que me abraza y me arropa, casi a oscuras.

Sigo ajena a la mezcla de realidad, distancia y locura.
Hoy si hay luna. Salió de entre las nubes un momento a saludarme, a darme las buenas noches y entregarme un beso tuyo. 
Yo le envíe otro de vuelta para que te lo diera. Me guiñó un ojo y se volvió a esconder presurosa.

Cuidé que no se me escapara un suspiro, fue inútil..., salió por cada poro de mi cuerpo y voló ligero, perdiéndose en la oscuridad infinita. 
Después me puse a cantar, para entrar en calor. ¡Maldito invierno!

Airam E. M.


(Foto de la red)

miércoles, 7 de diciembre de 2016

INCENDIO...




De los restos de aquel infernal incendio invernal tan solo pude salvarle a él...
Le miré como si hubiera visto una aparición, como si mis ojos jamás hubiesen topado con una imagen parecida.

Le miré, entre un humo aún espeso y cenizas alrededor, caliente, como si fuera posible que algo estuviese vivo en su interior.
Mis dedos acariciaron su suave y gastado roble, duro y al mismo tiempo noble, grabado con las marcas del tiempo en cada astilla.

Sentí crujir cada articulación mientras le cantaba, tomando como música de fondo el viento, que se colaba silbando entre los restos.
Quise acunarle..., pero al tomar su cabeza para levantarle el rostro, noté un duro roce en mi piel.

Toda mi vida había girado en torno a él, entre telas, agujas y dedales, entre encajes y blonda, con el pedaleo incesante de la máquina de coser y la cinta de medir alrededor de su cuello.

Él, me había acompañado en mi crecer, mientras me iba haciendo mujer entre costuras. Siempre estuvo mudo, pero no sordo y su ceguera nunca fue tal.

Me abracé a él, como quien se agarra a su tabla de salvación en el mar, en plena tempestad y mis lágrimas empezaron a brotar sin remedio.
Mientras le empapaba de llanto, su cuerpo se fue haciendo a cada momento más tierno, más blando... y sus dedos y sus brazos se cubrieron de fina piel.
Le besé con todo el amor del mundo y le envolví en sentimiento, mientras sentía su pecho contra mi pecho y el latir de los dos corazones se convirtió en un galope, al repique de las campanas de la vieja torre del pueblo en plena noche y nuestros cuerpos se fundieron en uno solo.

Airam E. M.

(Imagen de la red)

miércoles, 30 de noviembre de 2016

POESÍA...



Poesía es vivir y dormir con un ojo abierto y el otro en tijeretilla, esperando una nueva sorpresa.

Poesía es mirarte mientras duermes y besarte los labios, suaves y calientes, mientras entreabres los ojos con ternura, me miras y sonríes.

Poesía es que te dejes querer y que me quieras, mientras llueve a chuzos por la ventana justo enfrente y me envuelves en tus brazos.

Poesía es que me toques la espalda, haciendo carreteras de arriba abajo y que pares tus dedos en las curvas más pronunciadas para tomar un atajo, mientras yo me muero de las cosquillas y de las ganas.

Poesía es ver pasar las horas hablando contigo y que parezca que se a detenido el tiempo.
Es no querer saber si vamos o venimos, si estamos despiertos o dormidos, si amaneció ya o acaba de ponerse el sol.

Poesía es no parar de amarnos y seguir discutiendo por chorradas que no llegan a ninguna parte, llorar un poquito y que me consueles con tus besitos de caramelo.

Es prometer o no prometer que lo nuestro será eterno, pero cumplirlo igualmente al pie de la letra, sin trato ni contrato, pero con permanencia ilimitada.

Airam E. M.

(Imagen de la red)

sábado, 26 de noviembre de 2016

LA LOCURA POR COMPAÑERA DE VIAJE...



Sabía muy bien como llegar a los corazones de quienes le escuchaban. 
Acariciaba con palabras y acompañaba con gestos, con el brillo de sus ojos, con sus ademanes de salvaje dulzura. 

Miel que a veces era hiel, sabor dulcemente amargo, arañazos en el alma, tropezones y heridas de guerra frescas, cicatrices tatuadas entre lágrimas y suspiros.

Yo  me hacía la sorda y él gritaba en la lejanía. 
El eco me traía el latido de sus palabras, huecas y vacías, que retumbaban en las paredes de mi mente, a veces sucia, a veces inmaculada, insistente.

La locura era mi compañera de viaje. Ella llevaba mis maletas, una llena de sueños rotos, la otra, con las ilusiones recién planchadas y dobladas, marcadas con hilo de esperanza.

Se encendió la luz del horizonte entre tinieblas, sombra y nieblas de hastío recién estrenado y se estrecharon los senderos.

La mañana llegó hasta mis pies y se derrumbó la noche de mis soledades, tapé el sol con un solo dedo y descolgué las cortinas del desánimo.

Airam E. M.

viernes, 25 de noviembre de 2016

CERRAR LOS OJOS Y FLOTAR...



Cada día, mientras le escuchaba hablarme, me sentía flotar desde donde estaba, hasta los lugares más maravillosos de la tierra.

Él es la voz de mi silencio, la respuesta a mis preguntas, la luz y las sombras de cada uno de mis amaneceres desde más de una vida.

Mezcla penas con alegrías, fantasías y realidades, de una manera que jamás nadie podría imaginar.

Me regala flores de las que no tienen olor, ni color, de aquellas cuya rareza es admirada por su escasez, por ser tan difícil de encontrar e imposible igualar.

Le encontré por casualidad. No recuerdo si era noche o brillaba el sol, tan solo recuerdo que le vi y me enamoré. 

Creo que el destino me lo puso delante de los ojos de la forma más sencilla e increíble.

Mis suspiros se mezclan con los suyos en cada conversación, como se mezcla la leche con el café, como menta y chocolate, como fresas con nata.

Es cerrar los ojos, susurrar su nombre y aparece su rostro en mi mente, sonriendo, guiñándome un ojo y haciéndome señales para que me acerque a él con su dedo índice. Ninguna sensación es mejor que esa y jamás entenderé porqué.

Me dice que soy una brujita, que le hice un hechizo y le embrujé. Pero el brujo es él, que hipnotiza con su mirada, convierte en risas mis penas..., que me cuenta las cosas más tiernas y me despierta los sentidos desde que amanece hasta el anochecer. 

Y por eso lo quiero, como no quise nunca, como no querré a nadie... a pesar que se impaciente como un niño y me responda enfadado cuando menos me lo espero, e interprete mis cosas como le de la gana.

Airam E. M.

martes, 15 de noviembre de 2016

SIN TI NO SOY YO...


No soy yo sin ti,
porque tu eres mi razón de vivir,
la esencia de mis días
y el descanso de mis noches.
Tu eres mi mismo yo,
porque tu aliento y el mío
son la misma cosa
en distinto cuerpo.

Airam E. M.


PÁJAROS EN LA CABEZA...



Danzaban alrededor, entraban y salían a voluntad. 
Otros se columpiaban en mis cabellos y trinaban todo el día en mis oídos.
A veces me decían cosas que me gustaba oír, cosas dulces, amables y maravillosas, palabras encantadoras y llenas de melodía que me alegraban las horas del día. 
Otras veces se me ponían delante de los ojos y me tapaban la visión y era un poco complicado seguir el resto del día, porque caminaba a trompicones y en ocasiones me chocaba contra las paredes.


Los había de colores brillantes, azules de varias tonalidades, con betas más claras y más oscuras, según le diese la luz del sol.

Daban vueltas sin sentido, e incluso de locos que se ponían, llegaban a chocarse unos contra otros y se desplomaban durante un buen rato a mis pies, atontados. Pero al momento se recuperaban y volvían a subir raudos y veloces a seguir con el juego.

Para ellos no había noche ni día, primavera ni invierno, les daba exactamente igual.

Si había gente alrededor tampoco les importaba, ellos seguían a lo suyo, aunque a veces hacían buena lía con los que tenían otras personas y se mezclaban, cambiaban impresiones y compartían vivencias.

A mi, la verdad, me daba un poco igual lo que hiciesen o dónde estuvieran, yo ya estaba acostumbrada al ruido ensordecedor a veces y también al silencio sepulcral otras.
A mi lo que me daba coraje era el día que salían con diarreas mentales... porque ese día, todo eran cagadas.

Airam E. M.

(Imagen de la red)

lunes, 14 de noviembre de 2016

SUPERLUNA CHABACANA...



Lo perdí todo una noche de superluna... 
Perdí la paciencia, 
perdí los nervios, 
el entusiasmo, 
el raciocinio.
Las mareas no se resistieron a su influjo, 
¿cómo iba a resistirlo yo, 
pobre mortal? 
¿Cómo iba yo a soportar su tira y afloja, 
su sí pero no, 
ese te quiero y no te soporto, 
o el intrigante ir y venir 
con adioses cortantes y cortados?
Un globo hinchado,
luminoso y flotante,
colgado del azul oscuro casi negro,
con un ojo guiñado.
La eterna burlona.
La dama de blanco inquisidora, 
inspiradora, nostálgica.
Pequeñita y lejana unas veces,
otras enorme y chabacana.
Me hizo perder... la cabeza,
o eso intentó aquella noche
y yo, complaciente,
le di gusto y después,
me morí de tristeza.

Airam E. M.

(Imagen de la red)



viernes, 11 de noviembre de 2016

ATRAPAR UN INSTANTE...



Y de uno, nos fuimos a otro, 
y a otro nuevo...
Y después más.
Se iban encadenando,
seguidos, golosos,
sin despegar los labios el uno del otro
ni por un instante.
Y mi lengua se deslizó,
húmeda y resbaladiza por tu boca,
para encontrarse con la tuya
en un pulso caliente.
No hubo voz,
no hubo quejidos,
tan solo delicias.
El cielo se hizo paraíso para tu goce
y el roce de tus manos en mi piel
enloquecía mis sentidos.
Lloré de placer entonces
por sentirte mío,
quise atrapar por siempre
ese segundo
y me rompí con un escalofrío.

Airam E. M.




sábado, 5 de noviembre de 2016

REFLEXIONES SOBRE EL KARMA...



En ocasiones me paro a meditar sobre mis vidas pasadas, mis anteriores experiencias vitales, mis reencarnaciones superadas. Me concentro, me centro y me esfuerzo sobre manera rebuscando en mi mente indicios certeros de mis otros yo, perdidos, abstractos, vagabundos, deambulando en otros planos astrales, temporales... o a temporales.

¡Qué pasada! No me acuerdo de nada en absoluto. 
Intento recordar quien fui, a qué me dedicaba, cuales eran mis gustos, o entender si creo reconocer a algún compañero de vidas pasadas en esta de ahora. 

A lo mejor es necesario recurrir a otras artes y no vale solo con esta meditación simple mía. Quizá una sesión de hipnosis, de manos de un buen profesional en la materia, uno que esté graduado o licenciado estas artes, porque no es aconsejable ponerse en manos de cualquier desaprensivo para tales menesteres. 


Lo que no tengo claro es si ir sola o acompañada. Una nunca sabe. Todo tiene su parte buena y por otro lado la no tan buena, tanto si vas sola como si no.
Porque a ver, como sé yo a dónde voy a ir a parar con mi regresión y qué fue lo que pudiera haber hecho en aquellas otras vidas. ¿Y si digo algo incoherente? Si resulta que fui una asesina en serie, o una espía rusa... 


Aunque pensándolo bien, si hablo ruso, no me va a
 entender ni el que me hipnotiza y si no me entiende no me podrá explicar después.

Porque claro, lo de reencarnarse no entiende de geografías, igual te toca la próxima vida en Hong kong, o en Rwanda y la cosa se complica aún más. 

Pero de esto, los que de verdad entienden, son los expertos en karma, que se ve que serán los que más veces han experimentado en estas lides y saben a ciencia cierta cuando hay que pagar o devolver, como en la declaración de la Renta, no en dineros, no, en acciones, pero tampoco de las de la bolsa. 


Airam E. M.

(Imagen de la red)

SUEÑO DE OTOÑO...



Me gusta caer sin hacer ruido, mecida por el viento, dejándome arrastrar en una danza imposible de subidas y bajadas. 
Me gusta caer con mi vestido amarillo remolineando entre sombras de ocres, mientras desde lo alto, las demás me observan, verdes de envidia, esperando que llegue su turno para el baile.


Airam E. M.

(Imagen de la red)

QUE NO SE PARE EL MUNDO...



Ten en cuenta que yo no quiero ver la vida pasar como si nada. 
Yo quiero que pase de todo y que yo lo pueda ver... en plenitud, con ganas, con entusiasmo.
Que no se pare el mundo, pero que vaya frenando un poco, lo suficiente para que las imágenes sean nítidas ante mis ojos. 
Que vaya lo suficientemente despacio, para que me sepa a gloria tu mirada, si te encuentro de frente. 
Y que tus besos sigan siendo la salsa que adereza mis latidos, ahora y siempre.


Airam E. M.

(Imagen de la red)

jueves, 3 de noviembre de 2016

INDIFERENCIA... (2ª parte)



La indiferencia total, ese ni fú ni fá, que a veces no creemos posible, existe.
Ya lo creo que sí.
Puedes dejar de sentir ni tan siquiera tristeza, aunque resulte increíble, por esa persona con la que tanto reíste, con la que tanto lloraste.
Puedes no desear sus abrazos, ni sus caricias y mucho menos sus besos. Incluso puede llegar a molestarte su presencia, el sonido de su voz, su risa, su olor.

No importa si un día miraron juntos hacía un mismo horizonte.
No importa si lucharon toda una vida por una misma meta.
Tampoco importa si tienen en común toda una vida de logros, o si compartieron sueños imposibles... ¡Qué no!
Te lo digo yo, que he visto derramarse un mar de lagrimas, abrasando a su paso cuanto encontraban.
Se van perdiendo batallas en el camino, pequeñas contiendas que nacen del orgullo, de los celos, de la desconfianza y que minan el sendero que conduce a la felicidad tan ansiada.
Lo que ayer fue complicidad se torna oscuridad..., silencio y si este se quiebra, es para levantar demasiado la voz y romper la melodía.
Me gusta mi melodía cuando suena al ritmo armónico de una soledad, a veces compartida, a veces no tanto.
No menosprecies a la indiferencia, porque ella no hace ascos a nada ni a nadie, ni tiene piedad.
Ataca por sorpresa, por la espalda y hunde su espada en tu ego... y la retuerce hasta el fondo.
Después, cuando por fin la saca, ya no eres quien fuiste, ni serás más quien busca quien tanto te amaba.

Airam E. M.

(Imagen de la red)

martes, 25 de octubre de 2016

INDIFERENCIA...



Estuve escuchándole hablar toda la tarde. 
Oía sus palabras vacías y planas, llenas de simpleza y apatía. 
La indiferencia me consumía y hacía rebosar la línea de mi paciencia por minutos. 

Mirarle me provocaba querer echar a correr y no parar hasta perderle de vista, hasta que solo fuese un punto indefinido en la lejanía, sin rostro ni voz. 
Pero me revestí de orgullo y fortaleza y me senté frente a frente con él. 

Clavé mis ojos en su boca, que se movía compulsivamente, enseñando los dientes y por momentos, le veía arrugando el entrecejo, e incluso hinchando las fosas nasales. Tenía los puños apretados y sudaba, e incluso alguna lágrima rabiosa intentaba asomar de cuando en cuando a sus ojos, pero de un refregón la limpiaba sin piedad, intentando que no se notase.
Yo no quería hablar, no... No podía. Si lo hacía me estaría traicionando a mi misma, y eso ya lo había hecho muchas veces, tantas que una más no hubiese importado, a él no, a mi sí. Así que decidí callar, oyese lo que oyese y en cualquier tono de voz. 

Silencio, ese era mi lema a toda costa, bajo cualquier concepto.
Aquél fue uno de los monólogos más largos que le había escuchado en toda la vida. Fue una confesión de dudas y sentimientos, una mezcla entre dulce amargura y calor frío, o lo que es lo mismo, era algo que a mi, ni fú... ni fá.


Airam E. M.

domingo, 23 de octubre de 2016

YO TE INVENTO...



Yo te invento... a mi manera,
perfecto y feliz,
como un bello sueño
de primavera.

Te imagino...
educado y cortés,
transigente y sonriente,
tremendamente indulgente.

Te descubro descuidado,
soberanamente elegante
aunque un poco despistado.

Te observo desde lo lejos,
sin que tu te des ni cuenta
y mi mente, un poco ardiente,
te sorprende ensimismado.

Amor, no tengas cuidado,
pues yo sé que eres valiente.
A veces quizá impaciente
por amar y ser amado.

Y a pesar de lo que digan,
serás siempre diferente
al resto de los mortales
mas no lo entiende la gente.

Airam E. M.

(Imagen de la red)

sábado, 15 de octubre de 2016

ECLIPSE LUNAR... (reto)


La bruja mala del bosque lideraba una jauría de lobos hambientos, blancos, negros, pardos y rojizos, todos aullaban a la luna detrás de ella.
Ella mataba por y para ellos. Tenía las manos ensangrentadas y sus ropas eran de un color rojo intenso.
Llevaban más de una vida todos juntos. El bosque les daba cobijo y la luna y las estrellas les servían de techo.
Comían de su mano y bebían los vientos por ella, su diosa casi humana.
Descalza sobre un lecho de hojas secas bailaba entre ellos, mientras se despojaba de su vestido de seda, como cada anochecer de eclipse lunar, para bañarse en el río. Entonces empezaba la sinfonía de aullidos.
Los lobos se revolcaban y saltaban la hoguera que ella había preparado para después secarse a su calor. Era un ritual magnético, un aquelarre bestial, el preludio de un hechizo licántropo.
Después, uno de los lobos, el más fuerte de la manada, retaba a otro de sus hermanos a una pelea, casi mortal. Lucharían con uñas y dientes, se batirían en duelo para conseguir el premio pactado; el ganador, se bañaría en el río con ella.
La sangre manchó sus cuerpos peludos, mientras mostraban sus colmillos, que brillaban aterradoramente mientras la luna comenzaba a ocultarse y la oscuridad iba adueñándose del bosque. Los aullidos, fueron tornándose gemidos que casi parecían un llanto humano. El vencedor fue adentrándose en el agua helada, en busca de su premio.
La sangre de sus heridas al contacto con el agua, iba desapareciendo por completo, al mismo tiempo que su apariencia iba transformándose poco a poco en la de un perfecto y bello humano.
Entonces da comienzo el baile nupcial, el cortejo místico, la conjunción de los planetas, que alineados frente a la luna tiemblan al contemplar la escena.
Los cuerpos se hacen uno dentro del líquido elemento y el agua deja de estar helada para bullir a su alrededor, hasta que el humo que desprende, lo va llenando todo y la niebla espesa los oculta con su velo.
Afuera, expectante, espera la manada a que culmine la cópula entre jadeos y gemidos de placer. Durará justo el tiempo que la luna tarde en brillar completa en el negro firmamento, ahí los dos amantes, al unísono triunfarán apoteósicamente, retorciéndose de infinito placer.
Después, al salir del agua, ya no habrá marcha atrás en el ritual. Junto a la lumbre, mientras las sombras bailan la música del crepitar de los leños, los amantes se besan por última vez y ella, mirándole a los ojos, le clava una daga en el corazón.

Airam E. M.

miércoles, 12 de octubre de 2016

EL AMOR ES CIEGO...



Ella era invisible y él, era ciego de nacimiento.
Se encontraron al cruzar una esquina, en una tarde lluviosa, de las de chubasquero con gorro y botas de agua hasta la rodilla.
Él tropezó con ella de frente y ella, empapada y risueña, pidió mil perdones agitada por sus prisas.
Intentaron recomponerse el uno al otro a duras penas, era misión imposible, la visión de la escena desde el bar de enfrente era un poema.
Ella reía, mientras él intentaba hacer que ella se cobijase en su paraguas transparente, diciéndole que se agarrase de su brazo, que la invitaba a un café con charla.
A ella le resultó guapo, a la par que amable y refinado y no supo declinar la invitación. 
Siguieron los dos caminando un par de calles, el perro lazarillo movía contento el rabo.
Él le preguntaba por su vida, ella agachaba la cabeza y tímidamente contestaba.
Cesó la lluvia en aquella tarde otoñal, cuando se encendían las primeras farolas de la plaza.
Ella le describía el color del cielo mientras acariciaba al perro guía y él la escuchaba atento, mientras en su cara se dibujaba una sonrisa dulce.
A ella, nadie la había mirado nunca como él lo hacía...

Airam E. M.

(Imagen de la red)