miércoles, 15 de junio de 2016

EL DOLOR DE UN ADIÓS...



Y se paró a pensar que ya solo podría soñar con él. 
Podría soñarle un día si y otro también, mientras dormía o al despertar, pero solamente eso. 
Se miró al espejo pero no logró verse, ni hizo por buscarse. 
Cada paso que daba, la llenaba de angustia y la asfixiaba, notaba que le iba faltando el aire en cada suspiro, como si se fuese sumergiendo en el mar, paso a paso... y solo pedía que la arrastrase la corriente.

Quería sonreír y en su cara afloraba una extraña mueca, algo más parecido a una macabra máscara, en su afán por mostrarse aún entera.
Acariciaba su foto en el marco sobre la mesilla de noche de su habitación, y besaba una y mil veces el frío cristal, empañándolo entre lágrimas de desaliento.

Abría su armario y aspiraba el olor de sus ropas, colgadas con tanto esmero. Ponía su mejilla sobre sus camisas y resbalaba los dedos entre los sueters doblados unos encima de otros. 
Todo estaba intacto, todo iba a seguir igual, todo menos su presencia allí. Todo, menos el tacto suave que los había unido durante tanto tiempo, que los había hecho uno.

La cafetera silbó desde la cocina y ella se sobresaltó. El olor a café recién hecho le llenó los sentidos y la música que llegaba desde la sala, la que tantas veces había escuchado acurrucada en sus brazos, la despertó de nuevo. 
"No podré seguir sin ti... ¿Porqué te fuiste?" decía mirando al techo, con lágrimas en los ojos. 

El viento soplaba fuerte entre las ramas de los árboles y las primeras hojas empezaban a caer. Desde su ventana miraba la calle imaginando que le vería llegar, como tantas veces, con su paso sereno y tranquilo, con su eterna sonrisa. 
Empezó a diluviar, el cielo también lloraba por él. También sabía que ya no iba a volver a subir la cuesta empedrada. 
Ya no le quedaban pañuelos y se lavó la cara. Tenía que intentar dormir un poco, quizá así todo sería más fácil por un rato al menos, quizá ya tampoco despertara más y el dolor terminaría finalmente. No sabe cuantos días hace que se fue, tan solo que será insoportable continuar y que su camino sin él ya nunca tendrá el mismo sentido.

Airam E. M.

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Si cerramos lo ojos y estrujamos el alma, el corazón habla y viste pieles imaginarias, surgidas de historias oídas entre suspiros y lágrimas ajenas, que sentimos a veces como propias.

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  2. Sigues siendo la reina de la nostalgia y de la ausencia. A veces se te adivina demasiado solitario y presumo que no es así.
    Excelente lamento, triste y solitario.

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    1. Muchas gracias Climent, es un placer leerte eso, aunque me gustaría ser mejor la reina de los mares jeje. Somos solitarios todos un poco, a unos nos gusta más que a otros... unos lo disfrutamos, otros no terminan de acostumbrarse, yo alterno lo uno con lo otro y procuro echarle los ingredientes necesarios para disfrutar de ello mientras escribo.

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  3. Cada coma en su sitio...como a mí me gusta; y entre coma y coma...la profundidad y esos temas que tan bien tocas. Me encanta, amiga.
    Besos.

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    1. Esas comas, son precisamente lo que más me ha hecho aprender, de ti, de cómo transmitir mejor con sus justas paradas, con las que la misma respiración te pide... y en las que a la vez te recreas.
      Gracias por visitar, por estar ahí... y por enseñarme tanto.
      Un abrazo amiga.

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