domingo, 28 de agosto de 2016

CAMINANTE Y CAMINO...


Hallé siempre más sombra que luz en el interior de su alma. Un alma distinta de cualquier otra, inmejorable. Noble, pura, incansable. 
Un alma que no encontró jamás barreras ni fronteras y a quien nunca importaron desaires ni desalientos.
El alma de quien sabe más de penas que de dicha, de quien sufre sin publicar sus fracasos y espera ilusionado que cambie la veleta de los desencantos con el soplo fresco y nuevo de una risa franca.
Su pasado, enraizaba con fuerza en sus adentros, sin embargo..., al igual que en un cielo estrellado, pequeños destellos de dicha le iluminaban la vida y le hacían brillar en la eterna oscuridad. 
Él era, sin pretenderlo, caminante y camino, pasión y utopía, cercana lejanía de eternos desconsuelos. 
Era el Universo entero, con sus noches tibias de terciopelo y sus días de amaneceres de añil y cobalto. 
La causa de mis desvelos impacientes, de imaginación desbordada y fantasía, mi aventura, mi locura y mi infinita rutina.

Airam E. M.

1 comentario:

  1. Hay días en que la rutina además de fascinante es absolutamente necesaria, adictiva, diría yo..., muy deseable.

    Muchas gracias Julio David.
    Saludos.

    ResponderEliminar