lunes, 12 de septiembre de 2016

ARDIENDO EN MI...



De tan libre y descuidada que estuve para ir y venir a mi antojo por el tiempo y el espacio,
daba igual si era noche o era día. 
No importaba que fuese otoño, invierno o primavera, para mí, era eternamente verano.

Me cautivó su voz, pero sin duda, nada hubo jamás en mi vida tan dulce, nada tan intenso e inesperado, como la luz de su mirada en la mía. 
Sus ojos acarician y hacen estremecer mi cuerpo de norte a sur, sin que hagan falta sus dedos en mi cuerpo para que su música sea la melodía deseada.
Sabe hacer magia desde lejos y no sé si alcanza a imaginar mi cara de felicidad con tan solo un soplo suyo, con un susurro.

Cuando me atrapó su alma, dejé de ser libre, y sé, que jamás podré escapar a lo que me hace sentir sin darse apenas cuenta.

No es mío, no. Ni mío ni será nunca..., ni de nadie, ni yo quisiera que así fuera; que no es bueno quitar la libertad a un pájaro, ni privarle de su vuelo. 
No es mío, pero eso no me impide quererlo, ni sentirle dentro. Eso, no hay quien me lo quite... y es tan inmenso el placer que me invade cuando así lo siento...

Quizá no sea yo la mujer de sus sueños, ni su musa, ni su magia... 
Puede que tampoco sea él aquél que yo soñaba, el que tanto imaginé, el que robaba hasta el último de mis pensamientos. 
Tal vez nunca pensó encontrarme tan profundamente inconformista, con la mente complicada e inquieta.
Seguramente no supiera, que puedo ser seductoramente tierna, o pervertidamente salvaje y llevarle por los caminos de la locura en un suspiro..., sin que encuentre ya nunca el camino de regreso al refugio imposible de su inaccesible libertad.

Él, que nunca imaginó verse ardiendo en mis infiernos, se lanzó en picado, sin redes y sin miedos a apagar de un soplido las llamas de este fuego... De mi fuego.

Airam E. M.

(Imagen captada de la red)

5 comentarios:

  1. Incendios estivales. Temibles y espantosos, pero a la vez poderosos y tan persuasivos que son capaces de enamorar al pirómano hasta el punto de robarle el alma.
    El fuego de tu poema es, además, muy bello, pero también peligroso (mucho me temo que el soplido de tu último verso, en lugar de apagarlas, avive sus llamas).
    Me ha gustado mucho, amiga. Un beso.

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    1. Sabes que a mí, todo lo que sea verano y calor... ¡Mmmmme pierde! Tengo que guardar un poquito de ese fuego para el largo invierno, a ver si dura la llama encendida sin temerle a lluvias, vientos y huracanes. Hay que avivar las brasas, ahora que todavía crepitan.

      Un abrazo Luz.

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  2. ¿Esa es la impresión que te da?
    Cuando una persona se enamora, o se "super-enamora", es normal que pase por mil estados diferentes de un momento a otro. Se experimenta alegría, euforia, plenitud... y al instante siguiente, una palabra puede decepcionar, un acto de la persona amada que no esperabas, o que esperabas y no se dio, puede dar lugar al desencanto.
    Pero, si de verdad es amor..., no pasa nada, porque sabes que lo siguiente que pase entre los dos, volverá a ser precioso.

    Un saludo Julio David.

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  3. Precioso y como siempre escrito desde el corazón, un corazón libre y limpio,vendran demonios en la noche, en el aire y hasta el alma querrán arañar, pero al corazón puro al corazón blanco su libertad no pueden arrebatar,un corazón vestido de luz blanca siempre es libre.☺

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    1. Tan libre como podamos soñar. Tan limpio como lo sintamos en nuestro interior...
      ¡Gracias Fran!

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