jueves, 8 de septiembre de 2016

CELOS ENFERMIZOS...



Dicen que el primer paso para perder a alguien, es el miedo descontrolado a perderlo, eso..., precisamente. 
Tener miedo a perder a alguien, es algo que no se puede controlar.
Alguien me contó que su pareja, le llamaba diciéndole que había soñado que él se iba, que la dejaba y no volvía más. Entonces arrancaba a llorar. 
Él la consolaba, diciéndole que eso no ocurriría, que era solo un mal sueño. 
La desconfianza crecía en ella por momentos, se afligía sin cesar en cada viaje que él hacía, en cada comida con amigos, fiestas de trabajo, llamadas o mensajes de amigas, compañeras..., cualquier motivo, por insignificante que pareciera, era suficiente para hacer crecer sus sospechas, sus miedos.
Él era una persona fiel, era atento, cariñoso, maduro, inteligente, la pareja perfecta que cualquier mujer pudiera desear. Su trabajo absorbía su vida casi por completo, con la única excepción de su familia y tan solo el deseo en la mente de poder tener el tiempo necesario para disfrutarlo con ella, de demostrarle que la quería, que estaba a gusto con ella.
Lo que en un principio fuese para ella un pellizquito de desconfianza, se iba transformando, día por día en obsesión. 
Ella le llamaba a todas horas, le exigía, le reclamaba, le preguntaba sobre su vida anterior, sobre sus relaciones pasadas. Él le contaba sin reparos cuanto ella quería saber, le explicaba, la consentía y la apaciguaba para que no se la comiera ese recelo. 
Nada calmaba su fuego interno. 
Él veía como su chica perdía los nervios continuamente y le montaba numeritos sin explicación, cada día que pasaba era más enfermiza la situación y más insostenible. 

- Tienes que buscar ayuda, no podemos seguir así.
- Estoy bien, perdóname, no volverá a pasar.
- Eso mismo me dijiste la semana pasada, y hace dos meses... y todo sigue igual. ¿No entiendes que esto te hace mal a ti y no es bueno para ninguno de los dos?
- No pasará más, de verdad, confío en ti. Tu eres el centro de mi vida.

Cinco años. Si estás con alguien cinco años así, es porque realmente te importa, porque quieres estar a su lado y porque crees que merece la pena aguantar. Pones de tu parte para que todo marche bien, para que ella esté tranquila, para que el tiempo que pases a su lado, ese tiempo tan deseado, sea lo más agradable posible. 
Ella aprovecha el mínimo descuido, una siesta de él, una ducha..., para buscar, para seguir indagando, para intentar descubrir algo que le delate, algo que no le haya contado. Sospecha hasta del aire que respira. 

De repente, todo se vuelve insostenible, insoportable, la gota que colma el vaso... La presión que una persona puede soportar tiene un límite, a veces ese límite se traspasa con tan solo una llamada, con unas pocas palabras, con un mensaje sin contestación. Y de pronto deja de tener sentido seguir con algo que no tiene arreglo, con alguien que no tiene cura y descubres que no vale la pena sufrir sin motivos, por alguien que nunca pondrá de su parte para que todo vaya bien y que terminará convirtiendo tu vida, en el infierno que ella se ha creado dentro de si.

No se puede perder lo que no nos pertenece. Y no somos dueños de nada..., mucho menos, de nadie.

Airam E. M.

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