jueves, 15 de diciembre de 2016

ADICCIÓN POR LA LECTURA...



Me desnudé por completo y me dispuse a leerte.
Rebusqué por los rincones cuantos libros encontré y los amontoné frente a ti.
La música sonaba clara, lenta, despacio, como impregnando cada partícula de la estancia.
La luz era tenue, la justa para que mi vista se adaptara a la letras de aquellas páginas.
Estabas ansioso por escuchar mis historias, por oír mi voz invadiendo tu mente.
Entre letras y cuentos iban pasando las horas.
Las miradas tenían su propio lenguaje.
La danza de los cuerpos hacía que el calor se cortase en el ambiente.
La música paró de repente y te levantaste a cambiar el disco, esa fue la escusa perfecta para que diéramos por finalizado el penúltimo capitulo, de la noche.

Airam E. M.

(Foto de la red)

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. A veces del epílogo al prólogo, la portada, el título y hasta la fe de erratas... y nada tiene desperdicio.

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