martes, 25 de octubre de 2016

INDIFERENCIA...



Estuve escuchándole hablar toda la tarde. 
Oía sus palabras vacías y planas, llenas de simpleza y apatía. 
La indiferencia me consumía y hacía rebosar la línea de mi paciencia por minutos. 

Mirarle me provocaba querer echar a correr y no parar hasta perderle de vista, hasta que solo fuese un punto indefinido en la lejanía, sin rostro ni voz. 
Pero me revestí de orgullo y fortaleza y me senté frente a frente con él. 

Clavé mis ojos en su boca, que se movía compulsivamente, enseñando los dientes y por momentos, le veía arrugando el entrecejo, e incluso hinchando las fosas nasales. Tenía los puños apretados y sudaba, e incluso alguna lágrima rabiosa intentaba asomar de cuando en cuando a sus ojos, pero de un refregón la limpiaba sin piedad, intentando que no se notase.
Yo no quería hablar, no... No podía. Si lo hacía me estaría traicionando a mi misma, y eso ya lo había hecho muchas veces, tantas que una más no hubiese importado, a él no, a mi sí. Así que decidí callar, oyese lo que oyese y en cualquier tono de voz. 

Silencio, ese era mi lema a toda costa, bajo cualquier concepto.
Aquél fue uno de los monólogos más largos que le había escuchado en toda la vida. Fue una confesión de dudas y sentimientos, una mezcla entre dulce amargura y calor frío, o lo que es lo mismo, era algo que a mi, ni fú... ni fá.


Airam E. M.

domingo, 23 de octubre de 2016

YO TE INVENTO...



Yo te invento... a mi manera,
perfecto y feliz,
como un bello sueño
de primavera.

Te imagino...
educado y cortés,
transigente y sonriente,
tremendamente indulgente.

Te descubro descuidado,
soberanamente elegante
aunque un poco despistado.

Te observo desde lo lejos,
sin que tu te des ni cuenta
y mi mente, un poco ardiente,
te sorprende ensimismado.

Amor, no tengas cuidado,
pues yo sé que eres valiente.
A veces quizá impaciente
por amar y ser amado.

Y a pesar de lo que digan,
serás siempre diferente
al resto de los mortales
mas no lo entiende la gente.

Airam E. M.

(Imagen de la red)